El oro está en su momento de gloria. Hoy, 7 de octubre de 2025, el metal precioso alcanzó un máximo histórico de $3,964.06 USD por onza, con un avance del 0.04% diario y un impresionante 51.19% anual, según Trading Economics. Este rally, impulsado por compras de bancos centrales (900 toneladas pronosticadas para 2025) y tensiones geopolíticas, ha elevado el precio un 9.03% solo en el último mes, superando expectativas y consolidándose como refugio ante la incertidumbre global.
Los inversores no ven el fin cerca. Pronósticos de J.P. Morgan estiman un promedio de $3,675/oz para Q4 2025, escalando a $4,000/oz para mediados de 2026, gracias a recortes de tasas de la Fed y demanda ETF. UBS y Goldman Sachs coinciden, proyectando $3,700-$3,800/oz a fin de año, con un techo de $5,000/oz en 2026 si la inflación persiste (actual 3.2% en EE.UU.). Factores como aranceles de Trump y debilidad del dólar alimentan este optimismo, atrayendo flujos de $2.5 mil millones semanales a commodities.
Desde Inversiones Estratégicas, abrazamos este entorno favorable como un llamado a la acción estratégica, pero con matices. El oro brilla como hedge contra volatilidad, preservando valor en un mundo de cripto hiperactiva y equities inestables. Nuestra postura: integra oro en portafolios diversificados, combinándolo con Bitcoin como «oro digital» para rendimientos duales –hemos visto clientes ganar +25% en setups similares durante rallies pasados. Sin embargo, el 80% de inversores minoristas podría subestimar pullbacks (e.g., si la Fed pausa recortes), apostando por euforia sin stop-loss.
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